miércoles, 6 de agosto de 2014

El ojo biónico de Morgan el Dorado.


¿Como llegaron a desaparecer los piratas que antaño surcaban los siete mares en ingentes y ruidosas cantidades? ¿Se retiraron a vivir de sus muchos botines escondidos? ¿Acabaron sus días en el patíbulo? ¿Desaparecieron entre la bruma y no se les volvió a ver?
La verdad es que la desaparición de los bucaneros es uno de los misterios más grandes de la historia, pero cuando era el tiempo nadie se dedicó a estudiarlo, pues el mar estaba en calma, y esto era lo importante para los mercaderes y la gente corriente.
Algunos estudiosos de lo olvidado, sin embargo,sabemos que antaño muchos piratas sólo cambiaron las olas por nubes y se dedicaron a asaltar buques aéreos desprevenidos y zepelines de la Corona con el alfanje asido entre los dientes. Ahora, además, ha caído en nuestras manos una reliquia de indescriptible valor: el ojo biónico de Morgan el Dorado.
Dada su pasión por cierto metal precioso, Morgan se convirtió rápidamente en uno de los piratas aéreos más ricos y temidos de las corrientes aéreas. Ahora bien, tanta búsqueda de fortunas no estaba exenta de riesgo, y como buen pirata, Morgan fue dejando generosamente trozos de sí mismo aquí y allá, hasta el punto de tener que cubrir casi todo cuerpo con implantes biónicos (Prótesis que como siempre estaban bañadas en oro).
El Ojo Áureo que hemos encontrado estaba diseñado para sustituir a un globo ocular normal en todas sus funciones, y además podía ampliar la imagen para escrutar el horizonte en busca de nuevas presas. Con el tiempo, su propietario le añadió a Fisgona, un pequeño arácnido metálico, cuya función era espiar a los miembros de la tripulación pirata para asegurarse de que nadie se guardara algo que correspondiera a la parte del botín del capitán.
Nadie sabe cual fue el destino final del avaricioso corsario. Algunos escépticos dicen que se lanzó de cabeza dentro de un huracán que se había tragado su último plano del tesoro. Sin embargo, es muy probable que Morgan haga justicia a su reputación y algún día vuelva (Quizá con uno o dos remaches más) a por su ojo perdido.

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